miércoles, 4 de noviembre de 2009

ANIMA SOLA


La leyenda que corre de boca en boca no se parece en nada a la citada en la Sagrada Escritura en relación con la "sed de Cristo".

Dicen que en Jerusalén tenían mujeres destinadas a darles de beber a los que sacrificaban en la cruz. La tarde del Viernes Santo le tocó subir al Calvario a una joven: Celestina Abnegada. Del ánfora dio a beber a Dimas y a Gesta, los dos ladrones que acompañaban a Jesús. Al salvador lo despreció y por eso Él la condenó a sufrir la sed y el calor constante de las llamas del Purgatorio.

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