CUENTA LA LEYENDA QUE... ...hace mucho tiempo, vivió en la zona un hombre llamado Ramón. Cierto día en que había dispuesto ir a la peluquería del pueblo, quedó en encontrarse con un amigo. De regreso a su casa vio a una persona en la otra punta del puente del Río Tunuyán, lugar donde se iba a efectuar aquel encuentro entre amigos. Empezó a hablar a la otra persona, creyendo que era la indicada, pero ésta no contestaba.
Siguió hablando pero no pasaba nada. Entonces decidió acercarse. Lo hizo lentamente. Prendió un fósforo frente a la cara del otro, y se encontró con la inesperada novedad de que aquella persona a la que creía su amigo no tenía cabeza. Tremendamente atemorizado comenzó a correr por la calle oscura. Cuando llegó después de semejante aventura, se acostó y se tapó la cabeza a modo de protección.
Al día siguiente le contó a su familia lo sucedido, ésta le comentó que esa persona a la que había visto era un hombre al que habían matado en el puente por cuestiones de partidismo político y lo habían arrojado al río y que desde ese entonces su alma salía todas las noches a llorar a la esquina del puente pidiendo clemencia.
Siguió hablando pero no pasaba nada. Entonces decidió acercarse. Lo hizo lentamente. Prendió un fósforo frente a la cara del otro, y se encontró con la inesperada novedad de que aquella persona a la que creía su amigo no tenía cabeza. Tremendamente atemorizado comenzó a correr por la calle oscura. Cuando llegó después de semejante aventura, se acostó y se tapó la cabeza a modo de protección.
Al día siguiente le contó a su familia lo sucedido, ésta le comentó que esa persona a la que había visto era un hombre al que habían matado en el puente por cuestiones de partidismo político y lo habían arrojado al río y que desde ese entonces su alma salía todas las noches a llorar a la esquina del puente pidiendo clemencia.
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