Cuentan que la Patasola es el espíritu de una mujer infiel que tenía amores con el patrón de su esposo; cuando el esposo descubrió el engaño mató al patrón con un machete y a ella le cortó una pierna, ella corrió con su única pierna hasta que se desangró y murió. También cuentan que era una mujer que perdió una pierna por estar cortando leña un Viernes Santo, cuando supuestamente nadie debe trabajar ni hacer nada, y quedó condenada a errar por el mundo, y se oyen sus gritos de dolor en la noche, con la particularidad de que cuando se oye lejos está cerca y cuando se oye cerca esta lejos.
Es una figura femenina con una sola pata en forma de tronco de árbol que termina en una pezuña o una garra de oso, con la que avanza con rapidez. Tiene un solo seno en el pecho y brazos muy largos con manos como garras.
Su aspecto es aterrador : cabellera enmarañada, grandes ojos de tigresa, boca grande, colmillos enormes.
Habita en los montes y se la ha visto cantando trepada en un árbol esperando la salida de la luna . Es defensora de los animales salvajes y de los montes. Se cree dueña y señora de la selva rodeada de fieras y bichos maléficos. Persigue a los cazadores, a los mineros y a los aserradores y odia los sembrados, los machetes y los perros.
Se presenta a veces como una mujer bellísima y seductora que llama a los hombres y los atrae para enamorarlos, pero a medida que avanza hacía la oscuridad del bosque se va transformando en un monstruo con ojos de fuego, boca inmensa con dientes de felino, y una cabellera de medusa despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad y los devora hasta dejar los huesos pelados y regados por todas partes; los que consiguen escapar regresan trastornados.
En otras ocasiones, oyen los lamentos de una mujer extraviada; la gritan para auxiliarla, pero los quejidos van tornándose más lastimeros a medida que avanza hacia la víctima y, cuando ya está muy cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la persona, le chupa la sangre, y termina triturándola con sus agudos colmillos.
Despista a los cazadores y a los perros, borrando las huellas de las piezas de caza y deja en su lugar la huella de su pezuña o imitando la del animal perseguido en sentido contrario hacia donde escapan los animales, lo cual hará extraviarse en el bosque a los cazadores, con el fin de acercarse a velocidades increíbles para poder atacarlos, o para atormentarlos por las noches con caricias torpes hasta debilitarlos.
También persigue a los a los mineros que tengan muchas herramientas, porque odia el hacha, la peinilla o el machete y castiga a los agricultores mandándoles vendavales para destrozar sus plantíos, y más si son de maíz.
Ocasionalmente también se aparece a los niños como una mariposa que los sonsaca hasta el bosque para chuparles la sangre.
Dice la Leyenda que cuando ella mata a alguien, se sienta contenta a cantar:
Yo soy más que la sirena;
En el monte vivo sola;
Y nadie se me resiste
Porque soy la Patasola.
En el camino, en la casa,
En el monte y en el río,
En el aire en las nubes,
Todo lo que existe es mío.
El único modo de ahuyentarla es estar siempre acompañado de animales domésticos, principalmente perros, o recurriendo a la candela o a un hacha.
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